jueves, 15 de septiembre de 2011

Black Stone

“Cuando miré atrás me encontré mirando a la realidad,
de que tu sonrisa amable que había comenzado a dar por sentada,
pasaba a ser un simple recuerdo.”

Mire por la ventana solo para volver a recordarte.
Llovía, y el gris del cielo no me dejaba tranquilo, no me dejaba. . . olvidar.

“Si cierro mis ojos, incluso ahora tú estás ahí sonriendo
Siempre, dándome más fuerza que nadie”

¿Por que será, que solo ahora puedo envidiar lo que antes tuve y que, entupidamente deje ir?
“Lo siento. . . “
Esas fueron tus últimas palabras, aquellas que me dijiste antes de marcharte para siempre.
Es que acaso. . . ¿te diste por vencido?
Por favor, no.
Te necesito, aun que lo niegue.
Eres mío, aun que jamás lo valla a admitir.

“Apareces repentinamente, bromeando, haciendo el tonto.
Esas cosas triviales,
se han convertido en tesoros irremplazables, realidad de aquel día.”

¿Cuando ha pasado desde aquel día?
Unas semanas, un par de meses o quizás más.
El tiempo, a estas alturas ya se me ha vuelto irrelevante.
La lluvia no deja de caer, y junto con ella las lagrimas que antes no permití que vieras comienzan a salir.
Quiero verte, y volver a reírme de lo bien que se te da el papel de estupido.
Cierro los ojos intentando recordar aquellos tiempos en lo que me amabas y que yo, no supe apreciar.

“Si cierro mis ojos, incluso ahora tú estás ahí sonriente
Siempre, ahí estás para curarme.”

No permitiré que te alejes de mí.
Aquello me lo digo día a día, pero. . . ¿que puedo hacer?
Me falta algo indispensable para cumplirlo.
Valor.

“Porque cuando estoy a solas estoy sonriendo,
Junto a mi, tú...
Porque tú estás ahí.”

Egoísta, muchos me lo han dicho y yo, lo tengo más que claro.
Pero, no puedo hacer nada al respecto.
Te perdí, y el recuperarte no es una opción.

“Porque no me necesites, no puedo odiarte.
Si cierro los ojos, incluso ahora tú estás ahí sonriente.
Creo firmemente que algún día volveremos a encontrarnos,
porque nos lo prometimos.”

Ódiame, despréciame, mátame, que poco a poco, si no lo haces tu, lo hare yo.
Fuiste mi pilar fundamental.
Fuiste aquel que logro convencerme de que el demonio si podía amar.
Y ¿Cómo te lo recompense?
Jugando contigo y haciéndote creer que no significabas nada para mí.
La lluvia cesa, y el silencio se hace presente.
¿Sabes?
Incluso ahora este frío no me deja en paz
Quizás en otra vida nos volvamos a encontrar.
Quizás en otra vida haga las cosas bien y no me mienta a mi mismo.
Quizás y solo quizás, en aquel tiempo, podremos ser felices.
¿Por que?
Por que nos volveremos a encontrar, nos lo prometimos.










Black Stone.
Gackt

domingo, 11 de septiembre de 2011

Entretención

El circo había llegado a la ciudad, y sus coloridos carteles adornaban cada una de las frías y áridas calles.
Una pequeña se acerco a uno y entusiasmada corrió a su casa, donde le rogó a su madre que le llevara a ver tan ansiado espectáculo.
Era la primera vez que un circo se presentaba con una actuación de marionetas, y a Johanna le ilusionaba verlos.
Así fue como el gran día llego y la chica se encontraba sentada entre las largas filas de la carpa.
Los actos pasaron uno a uno, los acróbatas la sorprendieron con sus piruetas, los payasos la hicieron reír con sus chistes y el mago la había hecho dudar de si la magia realmente no existía.
Uno a uno los observo extasiada, mas había guardado todas sus ilusiones para el último acto. Aquel que le mostraría a sus pequeños amigos de madera.
La hora se acabo y el titiritero salio junto a su elenco.
Eras de muchas formas y colores, incluso desde su asiento la pequeña logro diferenciar parte de sus personalidades.
Por que... para ella los títeres eran como los humanos.
El acto se termino y la niña no podía dejar de estar maravillada, incluso ella que solo había sido una espectadora, se vio envuelta en las redes de fantasía de aquel hombre.
Luego de un rato, y aprovechando que las personas salían del lugar, Johanna corrió en busca del hombre, mas cuando le encontró su ilusión se rompió.
Curiosa; como siempre, la pequeña no pudo evitar escuchar lo que el titiritero hablaba en su habitación.
Al principio eran felicitaciones, que notoriamente se dirigían a sus marionetas, mas luego de ello un estruendo la saco de lo que hacia.
Abrió la puerta para encontrarse con una escena que le lleno los ojos de lagrimas, el hombre que guardaba sus cosas había botado muchos de sus amigos tratándoles como a viejos trapos que ya no servían.
- ¿Que hace?
Pregunto la pequeña con el corazón apretado.
- ¿Quien eres?
Fue la respuesta que recibió.
- ¿Por que trata así a sus amigos?
Le volvió a preguntar la pelinegra.
- ¿Amigos? Te equivocas niñita ellos son parte de mi acto, nada mas.
- ¿Una simple entretención?
Pronuncio la chica.
- A si es.
Termino de decir el hombre y luego de ello tomo una hermosa marioneta y la guardo con mucho cuidado.
- No te imaginas lo aburrida que es la vida de un titiritero niñita.
- ¿O es que acaso crees que es justo que me aburra?
Le respondió altaneramente.
- Además ellos se lo buscaron, sabían desde un principio que soy esto, tal como me ves.
- Pero no es razón para tratarles así.
Le contradijo.
- Lo se, pero no son mas que una entretención.
- En su momento tendrán mi cariño, pero cuando me aburra no queda mas que dejarles partir.
- ¿Y por que a esa la trata bien?
Asombrada la chica presencio como el hombre había guardado con mucho cuidado a una de sus marionetas, mientras las otras permanecían tiradas en el piso.
- Por que esta es mi nueva protagonista, es una mariota realmente interesante, ¿no lo crees?
La niña ya no sabia que decir y enojada le comenzó a gritar.
- ¡¡Ud no sabe lo que hace!!
- ¡¡Ellas tienen sentimientos igual que nosotros!!
- ¿O ud cree que por que no las ve reír, ellas no gozan de ese privilegio?
- ¡¡Ellas lloran, ríen, sienten nostalgia, todo igual a nosotros!!
Le grito con lágrimas en sus ojos.
- Lo se.
Fue lo único que se escucho mas la chica aun no salía de su arranque.
- ¿Entonces, si lo sabe por que sigue haciéndolo?
- Por que me aburro.
Dijo el hombre
- Por que me aburro y esta es la mejor de las entretenciones.
Le volvió a repetir con una sonrisa en sus labios.
- No lo entiende...
- No lo entiende y¡¡ jamás será así!!
Le volvió a gritar la chica mientras se volteaba para irse.
- El día en que ud se vuelva el protagonista de otro titiritero sabrá el como se sienten aquellos a los que no logra apreciar.
- El día en que esas cuerdas manipulen su destino, recién comprenderá el dolor que sus caras reflejan.
Fue lo último que la niña dijo para luego salir de la habitación.
No soportaba el continuar viendo a aquellos títeres.
El silencio inundo la estancia y el hombre observo a sus compañeros sin quitar la sonrisa de su rostro.
- Lo comprendo mi pequeña, lo comprendo.
Dijo mientras observaba sus manos.
En ella y al igual que las otras marionetas, el hombre había ocultado sus cuerdas.
- Por que yo también fui una, y debo luchas por que no vuelva a suceder.
Dijo con una sonrisa triste.
- No me gusta perder, a si que… ¿Qué mas me queda por hacer?
Pregunto al aire mientras arreglaba sus cosas para marcharse.
Su tiempo allí se había acabado, otra ciudad disfrutaría de la magia de los magos, del asombro que causaban los acróbatas y de los chistes de los payasos.
¡¡Ah!!, pero claro y también de las marionetas de este triste titiritero.