Aquella noche no logro conciliar el sueño.
Su mente, perdida en los recuerdos, le mantenía intranquilo.
No podía creer como, horas antes, había logrado por fin aceptar aquella verdad que tanto se negaba a afrontar.
Las horas pasaron, y nada cambio.
Resignado, se mantuvo en vela casi toda la noche, ya que los pocos segundos en que logro; vagamente conciliar el sueño, ella apareció.
Una y otra vez soñaba lo mismo…
La veía hermosa; sentada con un libro entre sus manos, su cabello, que no llegaba a ser largo ni mucho menos corto, le cubría parte de sus hombros dándole casi un aspecto angelical.
Guiado por algo que desconoce, se le acerca sin que ella note su presencia.
Incluso, a pesar de que tal solo se trataba de un sueño, no dejaba de sorprenderle lo real que parecía.
Podía sentir el viento en su cara, el calor de el sol y también. . . su perfume.
Aquel perfume que la caracterizaba.
Ese que se quedaba impregnado en cada centímetro de su casa, cuando ella le visitaba.
Si, la amaba y por fin lo había aceptado.
Después de tantos años sin querer darse cuenta de ello, hoy lo había confrontado.
Ahora, lo único que deseaba era decírselo, y esperar a que ella no lo rechazara.
Sin saber que decir, intento iniciar una conversación.
Se sentó junto a ella, solo para poder sentir el calor de su cuerpo.
Y así permanecieron por largar horas, hablando de cosas banales, pero a la vez significativas.
Por fin, podía decir que era feliz, y el solo pensar en que aquello se podía acabar, le hacia temblar de miedo.
- ¿Sabes?
Le susurro un tanto inseguro.
- Soy un cobarde.
El silencio se hizo, y los nervios casi lo terminaban de consumir.
Hasta que ella hablo.
- ¿Por que?
Fueron sus simples palabras, pero el las sintió como un verdadero alivio.
- Soy un cobarde…
Volvió a susurrar.
- Soy un cobarde por que recién hoy logre aceptar que tus redes me envolvieron hace mucho…
- Por que recién hoy puedo decirte que me enamoraste como ninguna lo había echo.
- Soy un tonto.
- Soy un tonto por pensar que tu puedes sentir lo mismo.
- Soy un tonto. . .
- Soy un tonto, por querer esto.
Tras esas ultima palabras, y en cosa de segundos, se le acerco sin darle tiempo a reaccionar.
Y, como muchas veces antes lo había pensado y soñado, le robo aquel manjar que siempre quiso probar.
Un beso.
Uno corto, quizás tan solo un rose, pero para el fue un beso.
Un pestañeo le basto para volver a la realidad de su habitación, y así nunca saber la respuesta.
Ahora, ahora solo se resignaba.
Había sido lo suficientemente valiente para declarársele, pero, aquella fortaleza se había ido.
La realidad, es que ella le correspondió.
No directamente, pero así fue.
- Pero. . .
- Pero. . .
Lograba susurrar en la oscuridad de la noche.
- ¿Por que siento aun esto?
Preguntaba al aire.
- ¿Por que, a pesar de que ya lo dije, aun siento esta presión en mi pecho…?
Habían cosas que le detenían.
Circunstancias que se habían dado, y le habían enseñado que no podían estar juntos.
El, lo entendía, pero no las quería obedecer.
Múltiples veces se lo habían advertido.
Incluso, le habían llamado inmaduro.
Pero, aquello no le interesaba.
La quería lo suficiente como para desobedecer todas las reglas.
Pero, esa solo era su opinión.
La noche se le hizo eterna.
Tomo aquel viejo cuaderno, y comenzó a escribir.
Si, por que cada vez que pensaba en ella, escribía.
Escribía sin poder parar.
Las lagrimas cubrían sus ojos, las hojas se acababan una a una, y la pluma termino por romperse, pero el sentía; aun, la necesidad de escribir.
- Se que no lo leerás…
Susurraba
- Pero esto, lo escribo para ti.
Aquello se podía leer al principio de uno de sus largos escritos.
- Quiero romper las cadenas.
Releyó por última vez.
- Quiero traspasar los límites, sin que me importe los demás.
- Quiero…
- Quiero aquello que soñé, y que aun no he logrado cumplir…
- Y quiero, que sea junto a ti.
Aquello fue lo último que murmuro.
Acto seguido cerró el cuaderno.
Miro por ultima vez la ya alumbrada habitación he intento animarse a comenzar un nuevo día.
- ¿Como si nada, no?
Aquel seria su nuevo lema, he intentaría cumplirlo aun que le doliera, se lo debía.
Solo por ello, lo cumpliría.
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