viernes, 18 de junio de 2010

Decisión.

- Te lo advertí. . .

Aquel susurro no le dejaba descansar.
Con esta, ya era la tercera noche en que aquel “ser” no le dejaba dormir tranquilo.
Cansado, aun con sueño y frío se sentó sobre la cama y fijo su mirada en la pared.

- ¿Quien eres?

Pregunto, aun sabiendo la respuesta.

- Tu.
- ¿Yo?
- Si, tu.

El silencio se hizo, mas no duro mucho.

- Te lo advertí

Le volvía a reclamar.

- ¿Y que quieres que haga?
- No me arrepiento de haberlo hecho. . .
- ¿Y ahora que?

Fue la respuesta.

- Eso, ¿no deberías decírmelo tú. . .?
- Responde.
- No puedo. . .
- Ódiale.
- No puedo.
- Si, si puedes, yo ya lo hago. . .
- No, no puedo, y tú tampoco deberías hacerlo.
- ¿Por que?
- Por que es importante para mí.
- Te daño.
- No me importa.
- ¿Que esperas lograr?
- Que sea feliz.
- ¿Incluso si aquello te lastima?
- Si.
- ¿Por que?
- Por que la amo. . .
- Lo se.
- ¿Entonces para que lo preguntas?
- Para que llores.
- Ya no tengo lágrimas.
- Grita.
- Jamás. . .
- Entonces, ¿que harás?
- Vivir con ello.

Le respondió sonriente.
Hasta aquel momento, el joven solo le hablaba a la nada, mas ante aquellas palabras, la imagen de el mismo se reflejo frente a el.

- ¿Y que haremos con esto?

Pregunto apuntando el lugar en que debería haber estado su corazón; mas, en aquel sitio solo había un pequeño y profundo agujero.

- Nada.
- Deberías ir a buscarlo.

Le reclamo sin llegar a estar enojado.

- ¿Para que?
- Ya no es mío.
- A si que no me interesa.

Intento decir con poco interés.

- Entonces, ¿como viviremos sin el?
- Simple. . . Me fabricare uno nuevo.
- Uno que no se rompa fácilmente.
- Uno que sea solo mío y que nadie pueda volver a robarme.
- Uno. . .
- ¿De hielo?
- Quizás.
- ¿Y el otro?
- Te dije que ya no me importaba.
- No intentaras al menos recuperar sus partes.
- ¿Para que?
- Para. . . ¿guardarlo?
- No, no necesito las partes de ilusiones y sueño imposibles.
- Entonces, solo ¿se lo dejaras?
- Si.
- ¿Y si lo bota?
- De seguro lo hará.

Afirmo un tanto decepcionado.

- A nadie le sirve algo tan tonto como eso.
- ¿Por que te engañas a ti mismo?
- No lo hago.
- Si, si lo estas haciendo.
- . . .
- Intentas convencerme de que no te importa, pero sabes bien que no es así.
- Sabes, que te interesa mas que nada, el saber que hará con el.
- Sabes que a pesar de todo, te gustaría que lo conservara y cuidara.
- Sabes. . .
- ¡¡¡Ya basta!!!

Le grito enojado.

- No me interesa que me des a conocer lo evidente.
- Se acabo, no hay vuelta atrás.
- Mi decisión ya esta tomada.
- ¿Por que jamás me escuchaste?
- ¿De que hablas?
- ¿Por que, a pesar de que te lo advertí una y otra vez, nunca prestaste atención a lo que te decía?
- Eres mi sombra, no hablas.
- Te equivocas, soy más que eso.
- ¿A, si?
- Si, soy tu conciencia.
- Aquella parte que reprimiste hasta ya no poder más.
- Esa que te advirtió desde el principio lo que pasaría.
- Lo siento. . .
- Ya no lo lamentes, es tarde.
- Lo siento. . . pero no creí que realmente pasaría.
- Mentira.
- Querías creer que no pasaría, a pesar de que sabias que no era así.
- Pero, ¿supongo que al menos aprendiste, no?
- Eso intento.
- Pero, no puedo.
- ¿Por que?
- Por que. . . la quiero.
- La quieres, y no te importa lo que digan los demás, ni mucho menos te importa dañarte a ti mismo.
- Solo te importa verla feliz, ¿no?
- Si.
- ¿Aprenderás a escucharme a la próxima?
- Si, no lo dudes. . .
- Eso espero.
- Por que cuando te dañas a ti, también me lo haces a mi.
- Me siento estupido.
- ¡¡Ja!!!

Se río burlescamente.

- No necesitas sentirte así, ya lo eres. . .
- Eres el más grande tonto y estupido de este planeta.

Sin poder negarlo, tan solo bajo la cabeza.

- No me dejes solo, por favor.
- No lo estas.
- Entonces explícame, ¿por que siento como si fuera a congelarme en este frío que me embarga ahora?
- Simple, por que ella no esta.
- Y debes aprender a que jamás lo estará.
- Aun que lo desees con todo tu ser, aquello jamás será así.
- Lo aprenderé.
- No, lo aprenderemos.
- Y viviremos con ello.
- Si.

Le sonrío, ahora ya mas seguro de lo que decía y hacia.

- ¿Sabes cual es el privilegio de la amistad?

Pregunto mientras se paraba de la cama.

- ¿Estar junto a quien quieres?
- Si.

Tomo sus ropas y se cambio rápidamente.

- ¿A donde vas?

Le pregunto su conciencia por última vez.
Este, con una triste sonrisa le respondió.

- Por manzanas…
- Manzanas que esta vez, comeré solo.

Acto seguido, salio de la habitación, acompañado de quien ahora se había vuelto su eterno acompañante.

“Su conciencia. “

1 comentario:

  1. Esa manzana podrías compartirla con tus amigos. Ellos te darán la parte mas dulce para que tu te sientas feliz.


    Te kero

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